La reducción de emisiones de carbono y la utilización de fuentes de energía alternativa hoy están al alcance de organizaciones de cualquier tamaño.

“Cuando imaginamos el futuro, pensamos en un mundo sostenible que sea seguro y equitativo”, dice los ejecutivos en líneas generales pero, en concreto, ¿qué pueden hacer las pymes para hacer un aporte real y concreto al cuidado del planeta?

MEDIR EL CO2 PARA TOMAR ACCIONES

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se vienen multiplicando desde hace años y esto tiene consecuencias negativas ya que se trata de un gas que contribuye al calentamiento del planeta. 

Si la sociedad no disminuye los índices de emisiones de CO2 a la atmósfera, los informes científicos indican que habrá disminución del agua potable, subidas del nivel del mar, extinción de especies, desaparición de ecosistemas enteros, aumento de sequías y migraciones masivas.

Para “aportar un granito de arena” a la cuestiones medioambiental, hay algunas pymes que están actuando en consecuencia. Por ejemplo, la plataforma que facilita el acceso a criptomonedas Buenbit mide la cantidad de CO2 y, en función de esa medición, compensa el impacto que sus productos tienen sobre el medioambiente.

“Lo primero que hicimos fue calcular cuál es el total de CO2 que la compañía emite anualmente: consumo de energía eléctrica en la oficina, consumo de gas, vuelos locales e internacionales, uso de servidores, energía que consume cada uno de los empleados en sus casas, etc. De acuerdo con la auditoría de Pachama, Buenbit genera unas 730 toneladas de CO2″, cuenta a El Cronista Federico Ogue, CEO de Buenbit, que a la fecha cuenta con 150 empleados. Pachama es un emprendimiento argentino que, además de ayudar a medir la generación de CO2, luego gestiona proyectos de reforestación. Lo que hizo Buenbit fue comprar créditos que equivalen a los árboles necesarios para contrarrestar su producción de dióxido de carbono.

En marzo de 2021 la concentración promedio de CO2 en la atmósfera alcanzó su récord: un 50% más respecto a tiempos preindustriales. 

Para evitar el colapso ambiental, se debe reducir en un 50% las emisiones de carbono antes de 2030 para limitar el calentamiento global en 1,5°.C. Y el sector privado, incluyendo las pymes, tiene un rol central en hacerlo posible.

Algo similar está haciendo Keko, una empresa de carsharing de la Ciudad de Buenos Aires que, lanzada en septiembre de 2021, cuenta con una flota inicial de 100 vehículos.

“Nosotros adquirimos bonos certificados para la compensación de la huella de carbono con la plataforma The Carbon Sink a través de la cual ya se han compensado 36 toneladas de emisiones de CO2 mediante el proyecto Cordillera Central. La inversión por tonelada ronda los $1000 y proyectamos compensar un total de 2.340.000 km solo con la flota actual, los cuales representan un total de 255 toneladas”, cuenta a El Cronista Arturo Simone, CEO de Keko.

La huella de carbono es un indicador que mide la cantidad de gases de efecto invernadero asociados a una actividad -de una empresa, evento, producto/servicio o persona individual- y es conocida como una de las principales medidas para actuar frente al cambio climático, ya que permite iniciar acciones de reducción de emisiones y aminorar el impacto.

“Sabemos que estamos inmersos en una crisis climática sin precedentes y desde nuestro lugar queremos aportar nuestro granito de arena para mejorar esta situación, es por esto que desde Keko buscamos impulsar acciones de protección del ambiente y la comunidad”, señala Simone.

USAR ENERGÍA SOLAR

Apelar a las energías renovables en lugar de usar combustibles fósiles es clave para un desarrollo sostenible. Dentro de las opciones disponibles, la energía solar es una de las más conocidas. En tal sentido, mientras que las células solares fotovoltaicas convierten la luz solar directamente en electricidad por el llamado efecto fotoeléctrico, el sistema de colectores solares térmicos consta de paneles o espejos para absorber y concentrar el calor del sol, transferirlo a un fluido y conducirlo por tuberías para su aprovechamiento en edificios e instalaciones o también para la producción de electricidad.

La desarrolladora de Parques industriales y centros logísticas Grupo Posadas avanzó en la integración de energía solar fotovoltaica en su más reciente proyecto, generando energía eléctrica a través del recurso solar para disminuir el consumo proveniente de la red. De esta manera, el centro logístico se transformó en un espacio más sustentable que considera el impacto ambiental de la operación diaria. Para eso, optó por la propuesta del proveedor de soluciones de eficiencia energética y edificios inteligentes BGH Eco Smart, compuesta por paneles, inversores solares y equipos de medición, que permiten que la generación de energía se realice de forma automática, en convivencia con la red eléctrica.

“Con esta solución se espera lograr un ahorro energético de 107.400 kWh/año, con una disminución de gases de efecto invernadero asociada de 52 tnCO2 eq/año, lo que equivale al dióxido de carbono que consumen 2880 árboles”, comentan desde la pyme.

Más allá de estos casos puntuales y de herramientas creadas específicamente para disminuir la huella de carbono, hay ciertas tecnologías que son más amigables con el medioambiente que otras: “Las soluciones que tienen como objetivo maximizar la eficiencia y productividad de las infraestructuras de TI de la empresas sirven para generar impactos sostenibles. Por ejemplo, al minimizar la cantidad de infraestructura física requerida mediante el uso de software, los clientes evitan un consumo energético innecesario. Por otra parte, si ampliamos esto al ciclo de vida del hardware, se evita tener que recurrir a la extracción de minerales y otros materiales para su producción”, señalan desde la empresa de software empresarial VMWare.