Las claves del discurso de apertura en el Congreso.

El presidente Alberto Fernández invitó al primer aplauso fuerte que acompañó su discurso de ayer. Iban 25 minutos de las casi dos horas que habló; agradeció a la sociedad argentina, los trabajadores de la salud, de la educación; a todes los que cooperaron para combatir y amortiguar los daños de la pandemia. AF se puso de pie, batió palmas con ganas. Fue acompañado por propios y extraños, por presenciales en recinto y galerías, por quienes acompañaban vía zoom. Un momento de relativa unidad (unanimidad jamás) en un contexto picante al que Fernández le agregó pimienta.

El segundo aplauso con ovación y compañeres entusiasmades fue pura división de aguas. AF anunció que pedirá a las autoridades competentes que querellen por incumplimiento de deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos a los ex funcionarios macristas que contrajeron la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Burlando la ley, sin autorización del Congreso, causando el “incendio”, “el derrumbe” que legó el ex presidente Mauricio Macri. Los legisladores de Juntos por el Cambio se enfadaron, tuiteaban con furor. Leyeron la novedad (acaso la mayor sorpresa de la sesión) como una vendetta, En verdad, forma parte de la estrategia de negociación con el Fondo, como se detallará más adelante.

La tercera ovación, en varias etapas, avaló el encendido tramo dedicado al Poder Judicial de modo genérico y a la Corte Suprema de Justicia en especial. La transmisión oficial, que buscaba a las personas aludidas en cada tramo del mensaje, se entretuvo mostrando a los cinco Supremos sentados en sendos sillones-trono: una foto de familia parecida a las que se sacaban en la primera mitad del siglo pasado.