Pese a que es cada vez mayor el malestar por parte de los afiliados del movimiento político más grande de la provincia, el empresario por ahora se mantiene firme en su puesto.
Rubén Armando Rivarola, diputado provincial por el peronismo y presidente del Partido Justicialista distrito Jujuy resiste una vez más la presión de gran parte de los compañeros y las compañeras para llamar a elecciones y renovar las ya desgastadas autoridades partidarias, cuyo principal apuntado es justamente él mismo.
Al empresario le achacan el haber acompañado pacíficamente desde el partido los embates del gobierno de Gerardo Morales contra la dirigencia política, gremial y contra gran parte de la sociedad jujeña. La actitud complaciente desde la presidencia del partido al gobierno radical no cambió ni siquiera con la nueva presidencia de la Nación, en manos de la fórmula Fernández – Fernández.
Pesan sobre Rivarola además de la presión de los afiliados, una gran cantidad de denuncias por incompatibilidad de funciones. La gran mayoría de ellas tienen que ver con la trama de negocios existentes entre el empresario y la gobernación de Morales. En época de crisis social y económica, el patrimonio de Rubén no para de incrementarse.
Quizás el motivo que colmó la paciencia de las masas peronista fue la reciente visita del presidente Alberto Fernández a la provincia de Jujuy. El presidente del partido justicialista jujeño no estuvo ni cerca del radar de la comitiva oficial. El “compañero” Rubén no hizo de anfitrión del compañero Alberto y sus ministros.
El peronismo de Jujuy deambula en sus reiteradas internas y desaprovecha una buena oportunidad de disputarle poder político a un Morales que desgastado en su gestión y fortalecido por la división de la oposición se muestra como el más “albertista” de la provincia. Tan impensado como real.