Lejos quedaron aquellas intervenciones del COE en donde Morales y sus funcionarios se mostraban como los grandes gestores de la pandemia y sus consecuencias en materia de salud y economía.

La agenda política de Jujuy viene muy cargada últimamente y no precisamente por hechos positivos que permitan a la gestión gubernamental de Gerardo Morales tomar un poco de aire en medio de la tormenta sanitaria provocada por el coronavirus.

A la ya reconocida crisis del sistema de salud provincial, se le suma la grave ineficiencia de gestión política en materia de la lucha contra uno de los mayores flagelos de la actualidad: los asesinatos caratulados bajo el título de “femicidios”.

Femicidios que golpearon fuertemente a la sociedad jujeña en los tiempos actuales. Los casos de Cesia, Iara y Roxana reflejan la falta de respuestas en cuestiones de género con el agravante de que los hechos se suceden en distintas localidades de la provincia: Abra Pampa, Palpalá y Perico estos últimos tres.

Morales intentó primeramente esquivar el tema. No solo no hizo referencia en el informe del COE del día de la fecha de los últimos trágicos sucesos sino que para pero se mostró recientemente en la entrega de llamas para “control de las fronteras”.

Más allá de la posible necesidad del uso de estos animales para funciones de control, el hecho fue motivo de burlas ya no solo entre los jujeños sino de los medios nacionales que se hicieron eco de la noticia ridiculizando la política provincial en tiempos de turbulencia sanitaria y económica. Ahora también social.

Muy lejos quedaron aquellas intervenciones del COE en donde Morales y sus funcionarios se mostraban como los grandes gestores de la pandemia y sus consecuencias económicas y de salud.