El coronavirus trajo consigo una infinidad de cambios a nivel global. Con medidas más o menos restrictivas respecto del contacto social, absolutamente todos los países del mapa mundial fueron cercando la exposición de la población al virus que ya ha causado miles de muertes y millones de infectados.

La Iglesia Católica, no ha sido ajena a estas restricciones acatando tempranamente el aislamiento social masivo desde su máxima jerarquía, el Papa Francisco a quien estos últimos días se ha visto rendir culto y celebrar las tradiciones eclesiásticas casi en solitario, lejos de los miles de fieles que año tras año concurren al Vaticano y más en fechas como las que la liturgia hoy atraviesa. En segundo lugar, Francisco asumió por estos días un rol muy activo en las redes sociales, con mensajes contundentes dirigidos tanto a funcionarios políticos, como empresarios, medios de comunicación y más recientemente organizaciones sociales.

La Argentina no fue la excepción. Las Iglesias y sus representantes tuvieron que alterar el orden y adaptarse al “aislamiento preventivo, social y obligatorio” impuesto por DNU prorrogado del presidente Alberto Fernández en línea con expertos sanitarios y los máximos mandatarios provinciales.

Asumieron las iglesias locales también un rol protagónico. En visita a la quinta presidencial de Olivos, y encabezados por el padre José María “Pepe” Di Paola, los denominados curas villeros aprovecharon la ocasión para ofrecer sus instalaciones de todo el país para atender a las poblaciones más vulnerables, al tiempo que pedir al presidente por el cuidado en los barrios más humildes y la rápida asistencia alimentaria a los mismos.

Hoy, las celebraciones de las pascuas de resurrección, marcaron también un hito para el mundo católico. Cientos de fieles, impedidos de asistir a las iglesias, tuvieron que seguir las misas vía streaming, es decir “on-line”. Si cuesta pensar el esfuerzo de los mayores por ser parte de estas nuevas celebraciones, casi resultaría impensado imaginar a curas y sacerdotes, en su gran mayoría de avanzada edad, al momento de dirigirse a los seguidores de Dios a través de pequeñas pantallas.

El COVID-19 implica una nueva adaptación, cuanto menos momentánea, a nuevos escenarios. Hoy les tocó a los católicos celebrar la resurrección on-line de Cristo.